Una vez explicada la anatomía del sistema porta hepático toca hablar de su funcionamiento y entender completamente este complejo sistema.
La vena Porta lleva el 75% del flujo hepático de sangre y el 50% del oxígeno. Este sistema es muy importante porque hace que los nutrientes absorbidos en el tubo digestivo pasen por el hígado antes de ir a la circulación general por la vena hepática. El sistema que se define entonces es capilares (del tubo digestivo)-vena porta-capilares (hepáticos)-vena hepática.
Aparte de este circuito el hígado también recibe sangre arterial (a través de la arteria hepática) con las substancias necesarias para que sus células funcionen. La arteria hepática lleva el 25% del flujo del hígado. Este flujo se ajusta para complementar al de la vena porta. La vena porta lleva el 75% del flujo sanguíneo hepático porque drena a los capilares del intestino, bazo, epiplón, vesícula biliar y páncreas. Todos los nutrientes que obtiene del intestino los pasa por los lobulillos hepáticos.
En total, el flujo sanguíneo del hígado representa el 25% del gasto cardíaco. Es necesario que sea constante para no pare la depuración hepática (la capacidad del hígado para limpiar substancias de la sangre).
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