Aneurisma, otra de los muchos términos relativos al aparato circulatorio que probablemente hayamos escuchado alguna vez en nuestra vida pero que no podemos definir de manera exacta. Como consecuencia, vamos a dedicarle una entrada entera a esta enfermedad y a hablar de los aspectos más fundamentales de ella.
Un aneurisma es el abombamiento o dilatación de una arteria debido a la debilidad de su pared. A primera vista puede no parecer muy grave pero este cuadro clínico puede derivar en una rotura del vaso y , por consiguiente, en una hemorragia masiva interna. Pueden clasificarse por su tamaño o por su forma, según la cual se pueden clasificar en: secular, fusiforme, en forma de uso y lateral.
Las causas pueden ser los defectos en las paredes de las arterias, traumatismo, arterosclerosis, causa infecciosa o que el aneurisma sea congénito. Hay factores que aumentan la probabilidad de que aparezcan como el tabaquismo, la hipertensión y el colesterol alto. Los lugares más comunes de aparición son el cerebro, la aorta, detrás de la rodilla, el intestino y una de las arterias del bazo.
Son asintomáticos en el interior del cuerpo, en la superficie hay hinchazón y en el cerebro pueden presionar algún nervio. Cuando explotan los síntomas dependen del lugar, pueden causar cefaleas, vómitos, convulsiones... El dolor, la presión arterial baja, la frecuencia baja y los mareos son comunes cuando se rompe.
El tratamiento sería básicamente quirúrgico y la única manera de prevenirlos sería controlando la tensión, la alimentación y haciendo ejercicio de manera regular.
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